domingo, 6 de noviembre de 2016

I - A las puertas de Florencia


Desde hace bastante tiempo teníamos intención de viajar a Florencia, por diversas circunstancias no habíamos podido cumplir nuestro deseo con anterioridad. Por fin en este otoño de 2016 hemos cumplido nuestro deseo, finalmente lo hemos hecho con la autocaravana y lo que nació como conocer Florencia se convirtió en un viaje a la Toscana.
 
Partimos de Madrid con destino a Vic donde pernoctamos en su área municipal de autocaravanas, al día siguiente cruzamos la frontera y emprendimos la larga travesía de Francia, lo más desagradable es la cantidad de veces que hay que parar para pagar el peaje. En eso las autopistas italianas son mucho más amables, solo se paga cuando se sale de la autopista. En cuanto a los precios en ambos países son igual de caros.

La intención era hacer una etapa larga que nos permitiera llegar lo más cerca posible de la frontera italiana, para al día siguiente estar frescos para emprender la larga travesía de los túneles, conseguimos llegar hasta Saint Laurent du Var en los alrededores de Niza.

Antes de retomar la autopista fuimos a llenar el depósito de gasoil a un Leclerc, pues teníamos claro que el gasoil en Italia era bastante más caro que en Francia. Con menos estrés del esperado atravesamos los más de 170 túneles que hay entre Niza y La Spezia. El tramo más complicado es la travesía de Génova, por los cambios de carretera, el mayor tráfico de vehículos y los muchos túneles en curva. Habíamos localizado en La Spezia un comercio, de fácil acceso y con aparcamiento amplio, para comprar una tarjeta telefónica prepago para tener conexión a Internet en Italia. Tuvimos la suerte de dar con una empleada española, aunque con mucho acento italiano, que nos vendió una de la compañía TIM que por 10€ nos daba 3 gigas, válida por 30 días. Después de la compra, comimos en el aparcamiento y pusimos rumbo a Borgo Mozzano para ver y fotografiar su maravilloso puente medieval, por pocos minutos no conseguimos verlo dándole el sol, aquí comenzó nuestro periplo toscano.



 

Marchamos hacia Montecatini Terme, llegamos cuando ya había anochecido y nos fuimos a dar una vuelta por el centro, siguiendo las indicaciones para peatones del google-maps en el teléfono, estaba muy animado y nos sentamos en una terraza a cenar una ensalada y una rica y fina pizza. Después de cenar dimos un paseo por la zona de los balnearios. La temperatura bajó bastante y por la noche comenzó a llover.

A la mañana fuimos a un mercado de productos locales y nos avituallamos de frutas, verduras y quesos todos ellos estupendos, especialmente un queso glorioso: gorgonzola dolce.

Antes de partir hacia el siguiente destino, Pistoia, pasamos por un Decathlon a comprar unos forros polares, pues hacía bastante frío y no íbamos muy preparados de ropa de abrigo.

Llegamos a Pistoia antes de que anocheciera y nuevamente gracias al maps llegamos al centro histórico caminando, nos sorprendió su hermosa plaza llena de palacios, la catedral y el baptisterio. Recorrimos el animado centro peatonal, localizamos un restaurante para comer al día siguiente y nos sorprendió la lluvia. Después de unas cuentas dudas y de unos diez minutos de espera cogimos un autobús que nos dejó en el aparcamiento donde pasaríamos la noche. A la mañana siguiente, nuevamente con la amenaza de la lluvia, visitamos los monumentos de la ciudad y comimos en el lugar elegido la noche anterior: La Bottegaia, todo un acierto, rica comida toscana con excelente relación calidad-precio. Después de comer terminamos el recorrido de la ciudad y regresamos al aparcamiento.



Por la noche había un concierto en la catedral. Estábamos cansados e hicimos pereza y al final no fuimos.
Solo nos restaban algo menos de 50 km para llegar a Florencia.


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